viernes, marzo 05, 2010

Don Piter se pone las pilas.

Desde que la desregulación provocó una crisis económica en todo el mundo en septiembre del 2008 y todos se volvieron keynesianos de nuevo, no ha sido fácil ser un fanático del difunto economista Milton Friedman. Tan ampliamente desacreditada es su marca de fundamentalismo del libre mercado, que sus seguidores, de forma cada vez más desesperada, se han volcado a reclamar victorias ideológicas, aún cuando parezca descabellado.

Un caso especialmente desagradable sobre este punto. Apenas dos días después de que Chile fue golpeado por un terremoto devastador, el columnista del Wall Street Journal Bret Stephens informó a sus lectores que “seguramente, el espíritu de Milton Friedman se cierne sobre Chile”, porque, “en gran parte gracias a él, el país ha sufrido una tragedia que en otros lugares podría haber sido un apocalipsis. No es por casualidad que los chilenos vivían en casas de ladrillo -y los haitianos en casas de paja- cuando llegó el lobo para tratar de soplarlos y dejarlos en el suelo.

De acuerdo a Stephens, las políticas radicales de libre mercado prescritos para el dictador chileno Augusto Pinochet por Milton Friedman y sus infames “Chicago Boys” son la razón de Chile sea una nación próspera con “algunos de los códigos de construcción más estrictos del mundo”.

Hay un problema bastante grande con esta teoría: el código moderno de construcción sísmica de Chile, elaborado para resistir los terremotos, fue aprobada en 1972. Ese año es sumamente importante, ya que fue un año antes de que Pinochet tomara el poder en un sangriento Golpe de Estado respaldadao por Estados Unidos. Esto significa que si una persona merece el crédito por la ley, no es Friedman, o Pinochet, sino Salvador Allende, presidente socialista de Chile elegido democráticamente (en verdad, muchos chilenos merecen crédito, ya que las leyes fueron una respuesta a una historia de terremotos y la primera fue adaptado en la década del ‘30).