lunes, julio 19, 2010

Ser Mapuche en el país mapuche.


Ser mapuche en el “País mapuche” no es una cosa fácil les contare, cuando comencé a bosquejar el personaje “Don Piter” el 90 % me inspire en la historia personal de mi viejo, que es la típica historia de migración campo ciudad, de la gran mayoría de Chilenos y Santiaguinos venidos de distintas comunas rurales, cualquier estudioso u observador de estos fenómenos constata esta realidad la mayoría de los chistes de huasos, indios o paitocos lo confirman.

El Chile de mediados del siglo pasado, al igual que muchas ciudades del mundo que comenzaron a industrializarse obligo a emigrar a muchas personas como mano de obra, la que conformo la periferia de las ciudades, crecimientos explosivos en la densidad demográfica y un sin fin de “weas” que todos sabemos o intuimos.

Fue así como reventó la ciudad y la gente, pero como muchas cosas son como un péndulo, también vino el crecimiento de las regiones y de las ciudades cabecera del país, a mediados de los años noventas algunas ciudades se vieron mas favorecidas en desmedro de otras, eso fue lo que sucedió en Temuko considerada por muchos la ciudad con el crecimiento mas explosivo en Sudamérica.

Por cierto con la mayoría de los problemas del crecimiento explosivo aun sin resolver. En ese segundo aire llego a regiones una oleada de gente que antes migro a la capital y ahora encontró la oportunidad económica para volver a sus tierras, fue algo como un “retorno de exiliados” a su país natal.

El retorno de la democracia trajo varias curiosidades, por ejemplo nunca olvidare el relato de los Chilenos que fueron a dar a Cuba, allá el niño de la pareja de exiliados paso a ser el “Chileno” nunca fue un cubano mas, de vuelta a Chile llego como el “Cubano” ¡¿que chucha soy?! Reclamaba el cabro con serios problemas de identidad y adaptación, muy a nuestra escala local, se dio que los migrantes de mediados de siglo retornan a sus tierras y llegan como los santiaguinos, durante los años de estadía en la capital fueron los huasos, los indios o los pingüinos dependiendo de la latitud de pertenencia, ahora volvían como afuerinos en su propia tierra.

Para los hijos de gente de origen mapuche como es mi caso la cosa fue similar al relato, para la familia que estaba en el sur acostumbrada a verte solo en la vacaciones eras el familiar “awinkado” (que es un modismo mapuche que se utiliza para designar a los mapuche que olvidaron sus costumbres por vivir en la ciudad), este calificativo calza para quienes se fueron y para sus hijos que tal vez por lo obvio de la distancia “nunca supieron del protocolo del mapuchismo contemporáneo”.

Aquí se da un fenómeno particular ya que el año 1992 con la conmemoración “celebración para otros” de los 500 años de la llegada de Colon a estas tierras se produjo un re-nacer de la causas indígenas, en este caso los mapuche llevamos la batuta a la hora de armar algún weveo.

La crisis le entro como por intravenosa a algunos recién llegados de la capital producto de esta crisis de identidad, abrazaron la causa mapuche con especial vehemencia, pasaron a ser los “mapucheros” y alegaban ser “los mapuches más mapuches”, muchos de ellos después de sentar las teorías y el discurso base de la “guerra al estado terrorista” terminan trabajando en la CONADI (corporación de desarrollo indígena) y como gran producto entregan el “mapuchometro” una especie de lista de requisitos a cumplir para ser considerado “The real mapuche”.

Para otro grupo que miro las marchas desde su puesto de trabajo, con la pala en la mano o de panadero dependiendo del trabajo que tocara, esto se volvió una especie de estar a la defensiva permanente y te debías hacer cargo de la ignorancia de la contraparte Chilena que reaccionaba a este despertar mapuche como una amenaza a su propia identidad como chilenos.

Convengamos que estamos en una región por esencia “Nazi y fascista”, por la plaza de la ciudad se pasean los patrones de fundo, que en los años setenta y bajo la dictadura no les “tembló la mano” en hacer desaparecer a comunistas e indios que amenazaran las púas y los cercos del fundo, en esto la prensa local y nacional para variar no ayuda en nada a la hora de explicar el contexto y origen del conflicto, mas fácil es poner en la pantalla a un wevon para hablar del conflicto Palestino – Israelí y que nos entregue las “claves del conflicto”, pero no tiene puta idea que pasa en el sur, el nombre de los actores involucrados y las sensibilidades que se expresan.

Concédanme algo, si hay una wevada que tiene el movimiento mapuche es la capacidad de negación que posee una generación de todo lo que hiciera o planteara la generación que la precede, y al final todos se encontraran de compañeros de escritorio en alguna oficina gubernamental u ONG, tratando de captar algún subsidio del “estado terrorista” y no lo escribo de mala honda yo mismo soy un autonomista mapuche alimentado con “leche y nan” de consultorio, lo que sucede que todo esto es material del humor más negro que un guionista se quisiera entre manos.

Bueno a grandes rasgos les resumí muy a mi manera y en base a mi interés veinte años de mapuchismo regional, y una especie de memoria explicativa o folleto para entender mi humor grafico, ahora queda el desafió de la “transformación” “travestismo” le llaman otros, a las formas que tomara el movimiento y mas específicamente los personajes que lo alimentan, nada que no sea predecible o digno de alguna viñeta o mural con mensajes subliminales que les entregare mas adelante, entre otras cosas otro monologo les tengo en deuda, pewkayal mis brother y mis peñis.

Pedro Melinao C